Psicólogo para adolescentes en Jaén
Ansiedad
La ansiedad es muy común en la adolescencia y puede aparecer en forma de nervios constantes, miedos, presión por los estudios o incomodidad en situaciones sociales.
Depresión
A veces los adolescentes se sienten tristes, sin ganas de hacer nada o se aíslan de su entorno. Si estos síntomas se mantienen en el tiempo, puede tratarse de depresión.
Autoestima y confianza
La adolescencia es una etapa de muchos cambios, y no siempre es fácil aceptarse o sentirse seguro. Una autoestima baja puede afectar a su rendimiento, sus relaciones y su estado de ánimo.
Problemas de conducta
Las conductas rebeldes son muy comunes en esta etapa. En consulta trabajamos con el adolescente para mejorar la convivencia y canalizar mejor sus emociones.
Relaciones sociales
Desde la terapia les ayudamos a desarrollar habilidades sociales y a relacionarse desde la seguridad y el respeto hacia sí mismos.
Identidad y orientación sexual
La adolescencia es una etapa de descubrimiento personal. En nuestra clínica ofrecemos un espacio seguro y sin juicios donde puedan hablar libremente y sentirse acompañados en su proceso.
TDAH en adolescentes
El TDAH en la adolescencia puede dificultar la concentración, la organización y el control de los impulsos, afectando al rendimiento académico y a la convivencia familiar.
Terapia para adolescentes en Jaén
Psicólogo especialista en adolesecntes en Jaén
La adolescencia es una fase de cambios intensos en la que se empieza a definir la identidad personal. Es un periodo en el que pueden surgir dudas, inseguridades o conflictos que, si se abordan a tiempo, pueden convertirse en una oportunidad de crecimiento. Acompañar emocionalmente a los adolescentes es fundamental para ayudarles a construir una base sólida para su vida adulta.
Problemas psicológicos más comunes en la adolsecencia
Ansiedad
Durante la adolescencia, la ansiedad puede manifestarse como una preocupación constante por el futuro, dificultades para rendir en clase, miedo al juicio de los demás o síntomas físicos como insomnio o dolores de estómago. Si no se aborda, puede limitar la vida social, académica y emocional del adolescente.
Depresión
La depresión en adolescentes suele aparecer con irritabilidad, apatía, cambios en el apetito y el sueño, o aislamiento social. A menudo pasa desapercibida al confundirse con “cosas de la edad”, pero puede tener un gran impacto en su desarrollo y en su visión de sí mismos y del mundo.
Problemas de conducta
Los cambios de humor, la rebeldía o la desobediencia pueden formar parte del crecimiento, pero cuando las conductas disruptivas son frecuentes y afectan a su entorno familiar, escolar o social, conviene intervenir para evitar consecuencias más graves en su adaptación futura.
Autoestima y confianza
La imagen que un adolescente tiene de sí mismo influye directamente en su comportamiento, sus decisiones y sus relaciones. Una baja autoestima puede llevar a la inseguridad, la dependencia emocional o la evitación de nuevos retos. Trabajarla a tiempo fortalece su autonomía y bienestar.
Relaciones sociales
La necesidad de pertenecer y ser aceptado es muy fuerte en esta etapa. Las dificultades para relacionarse, el miedo al rechazo o la falta de habilidades sociales pueden generar un gran malestar emocional y aislamiento, afectando su desarrollo emocional y académico.
TDAH
El Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad en la adolescencia puede influir en el rendimiento escolar, la organización del tiempo, la gestión emocional y las relaciones con los demás. Con el apoyo adecuado, pueden desarrollar estrategias para potenciar sus capacidades y autoestima.
Identidad y orientación sexual
La búsqueda de identidad y el descubrimiento de la orientación sexual son procesos naturales en la adolescencia, pero también pueden vivirse con confusión, miedo o presión social. Un acompañamiento respetuoso y seguro es clave para que el adolescente se conozca y se acepte tal como es.
Experiencias de nuestros clientes
Da el primer paso
Preguntas frecuentes
¿Cómo puedo hablar con mi hijo sobre la posibilidad de acudir al psicólogo sin que se sienta atacado?
Lo más importante es abordar la conversación desde la empatía y el respeto. Puedes decirle que te has dado cuenta de que algo le preocupa o le está costando, y que deseas que se sienta mejor. Evita usar un tono acusatorio o impositivo; en lugar de eso, ofrécele la posibilidad de hablar con alguien externo y profesional que pueda ayudarle sin juzgar. Recalca que ir al psicólogo no significa que “esté mal”, sino que es un recurso positivo para conocerse mejor y sentirse acompañado.
¿Participamos los padres en las sesiones o son solo para ellos?
La participación de los padres es importante, especialmente en las primeras fases del proceso. Habitualmente se realiza una primera entrevista con los padres para comprender el contexto y las preocupaciones principales. A partir de ahí, el trabajo puede centrarse principalmente con el adolescente, aunque siempre mantenemos una comunicación fluida con la familia. En todo momento, se respeta la confidencialidad del menor para favorecer un espacio seguro, pero se informa a los padres de aspectos relevantes y se les orienta sobre cómo acompañar mejor desde casa.
¿Qué pasa si mi hijo no quiere ir al psicólogo?
Es frecuente que los adolescentes se muestren reticentes al principio. En estos casos, es importante no forzar, sino intentar entender qué le genera rechazo: miedo, vergüenza, desconfianza, etc. Puedes proponerle acudir solo a una primera sesión, sin compromiso, para que conozca al profesional y decida por sí mismo. En ocasiones, basta con que sienta que la decisión es suya y que no se le está imponiendo, para que acceda con más apertura.
¿Cuánto tiempo dura el proceso terapéutico?
No hay una duración fija, ya que cada adolescente y cada situación son diferentes. En algunos casos, bastan unas pocas sesiones para trabajar una dificultad concreta; en otros, el acompañamiento puede extenderse más en el tiempo. Lo habitual es que las primeras semanas se utilicen para conocer al adolescente, establecer una relación de confianza y definir los objetivos terapéuticos. A partir de ahí, se va valorando conjuntamente la evolución y la necesidad de continuar o cerrar el proceso.
¿La terapia es confidencial?
Sí, toda la información compartida está protegida por el secreto profesional.